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Sin mujeres, Someone Somewhere no sería posible. Por este motivo, compartiremos durante este Mes de la Mujer las historias y experiencias de Nadine, Dani y Pam. Tres mujeres que, a través de su liderazgo y talento, transforman cada una de sus áreas con el fin de impactar vidas y generar un cambio en el mundo.
Pam trabaja en el área de Producción, estudió ingeniería textil y se destaca por su habilidad para encontrar y trabajar nuevos materiales con el fin de crear productos sustentables. Ella es una mujer muy consciente de la problemática social y ambiental actual. Por esta razón, decidió organizarse con su comunidad en Ecatepec, Estado de México para limpiar espacios comunes y generar un cambio para mejorar la vida de todos de manera colectiva. La historia de Pam está llena de pasión, compromiso y resistencia con el planeta y con quienes la rodean, por esta razón decidimos invitarla a este espacio para que podamos conocer un poco más de su perspectiva del mundo y lo que podemos hacer por él.
Mi comunidad ha sido mi familia, principalmente. Antes vivía con mis papás en Ecatepec, en una zona roja por la violencia. Fue hasta hace poco que me independicé. Este municipio de por sí es muy inseguro, pero donde yo vivía era aún más peligroso, pues en esta zona ha habido muchos feminicidios. Hay muchos lotes baldíos, y hay uno en particular, justo al lado de la casa de mis padres, donde la naturaleza crece salvajemente y, por desgracia, se presta mucho para ir a aventar cascajo y basura. A pesar de ser una zona peligrosa, también es un área verde donde los niños van a jugar y es parte de la comunidad. Entonces, desde la perspectiva que tenemos acá en Someone Somewhere, el año pasado decidí hacer dos jornadas de limpieza, en donde estuve pidiendo el apoyo de mis vecinos, porque otra problemática que hay es la quema de basura. Esto sucede porque el servicio de recolección de basura no llega por parte del gobierno, sino que es privado y por lo tanto, nos cobran y no todos pueden pagarlo. Esta situación a mí no me gustaba, así que decidí realizar las jornadas de limpieza en el lote baldío.
Entre mi familia y yo, hemos llevado a cabo un par de proyectos. Junto con mi mamá y mi tía, quienes son amantes de los animales, realizamos algunas brigadas de esterilización, tanto para nuestros perros como para algunos de la calle, pues también hay mucho abandono en el terreno baldío. Los perritos ya nos conocen, van a nuestras casas por un poco de agua y comida, y también hemos dado a varios en adopción. El segundo proyecto, fue un mural ahí mismo dentro del terreno baldío, con el fin de hacer conciencia tanto de la violencia como del cuidado ambiental. Aunque parezca sólo un granito, finalmente estamos haciendo algo por la comunidad, y claro que genera un impacto.
Mi principal motivación es generar conciencia. En general, en la ciudad es más común que haya interés por el medio ambiente, pero no es así en todas partes. Mis vecinos, por ejemplo, no sabían que quemar basura es muy perjudicial por los químicos que se liberan. Muchos no somos conscientes de todo esto, por lo que la educación ecológica es de suma importancia. La segunda motivación es mi hermano de 13 años, que es súper sensible con el medio ambiente y el daño que ocasionamos a nuestro planeta. Una vez lo vi llorar muy triste al enterarse que las abejas estaban en peligro de extinción, y sus lágrimas me hicieron llorar a mí también. Convivir con él me ha ayudado mucho a comprender toda esta problemática. También sé que estos cambios que hacemos ahora no se van a ver mañana ni pasado. Hay que poner todos ese granito de arena y, si los juntamos, va a crecer mucho más. Y más que nada porque ¿qué futuro le vamos a dejar a los niños de ahora?
En primera, aclarar que la industria textil es la segunda que más contaminación genera en el mundo. Este es un tema muy importante; ahora que sucedió la pandemia, seamos realistas, no necesitamos tanta ropa. Hay que apostar por la cultura del minimalismo, en donde no necesitas consumir todo el tiempo, y que, cuando lo vayas a hacer, estés generando un impacto real positivo. Mucha gente compra en tiendas de fast fashion sin saber todo el daño que hay detrás, como lo que sucede en Bangladesh. Puedo decir que en Someone Somewhere intentamos, desde nuestras posibilidades, aportar algo. En lo personal, yo ya no voy a las tiendas de fast fashion a comprar ropa, ahora me gusta ir más a las pacas, a la ropa de segunda mano. Lo que es basura para algunos, es oro para otros.
En este momento, lo que intentamos hacer es ocupar, en la mayor medida posible, fibras naturales, como el algodón, el lino o la seda. Nosotros utilizamos mucho el algodón y queremos empezar ya con hemp, que es la fibra que viene del cáñamo. Estas fibras no impactan tanto al medio ambiente. También buscamos trabajar con productos de origen mexicano, porque contamina menos. Si trajéramos todo desde China, por ejemplo, tendríamos que tomar en cuenta el impacto ambiental del avión, la fabricación y muchos factores más. Por otra parte, yéndonos a una problemática más profunda de la industria textil, en mi opinión, las fibras sintéticas como el poliéster o el nylon podrían ser una gran herramienta, si se supiera y se tuvieran las herramientas necesarias para poder reciclarlas. Si el plástico se pudiera reciclar, no necesitaríamos bolsas de agave, ¿sabes? Porque necesitaríamos plantar agaves, cuidar agaves y entonces, al final del día estaríamos desgastando la tierra. Si el plástico lo recicláramos de manera debida, muchos problemas ambientales se podrían resolver. Por ejemplo, no habría tanto plástico en el mar.
Me gustaría que aprendiéramos un poco más de nuestras acciones en general. Todo lo que hacemos y lo que consumimos deja huella. No sólo con la ropa, también con otras cuestiones como la basura o la comida. Por ejemplo, soy vegetariana, y antes de serlo jamás me preguntaba de dónde venía el pedazo de carne que me iba a comer. Ahora que ya sé de dónde viene, qué es lo que pasa con ese producto antes de que yo me lo coma, el hecho de que los animales son tratados como producto, veo las cosas de manera distinta. Hay que aprender a movernos desde la empatía y no desde el egoísmo y la indiferencia. Hay que ser amables con otras personas y, por supuesto, con el planeta en el que vivimos, porque sólo tenemos uno. No hay ningún planeta B al que podamos llegar después.
En Someone Somewhere estamos muy agradecidos de trabajar con Pam. Reconocemos su visión del mundo y compartimos su pasión por la lucha del medio ambiente. Al día de hoy, 76% de nuestros practicantes son mujeres.
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